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¿Existe el error médico?

(Publicado en la revista de OAMI Medicina Prepaga en la edición de diciembre del 2011)

 Si concebimos que la medicina es un arte que periódicamente busca avanzar a través de la investigación para mejorar la calidad de vida humana, curar las enfermedades y/o tratarlas, debemos saber que muchas veces se encuentra con un obstáculo que limita el fin de sus objetivos: el error. De aquí en adelante, cuando decimos “error médico”, entendamos que nos referimos al galeno y/o sus auxiliares: enfermeras, instrumentistas, técnicos, anestesistas, licenciados, etc.


¿Pero en qué sentido entendemos el error en la medicina?
Si escrutamos el sentido etimológico de la palabra “error” puede que nos resulte insuficiente, o bien nos puede derivar a conceptuaciones filosóficas que ahora no queremos descifrar.

Tal vez si comenzáramos con ideas concretas lleguemos a algo:
A. La ciencia no siempre es exacta, puede errar.
B. La medicina no siempre es precisa en todos los organismos, puede derivar en un error.
C. El ser humano no es perfecto, yerra constantemente.

Partiendo de estas tres premisas encontramos dos clases de errores en el contexto del trabajo médico:
1. Justificados;
2. Injustificados;

¿Cuáles serían esos “errores justificados”? Aquellos que desde el principio las circunstancias de la situación no brindan garantías que permitan llegar al resultado que se pretende o resulten diferentes aplicados a ditintos tipos. Los Injustificados serían aquellas situaciones donde la desidia humana tiene protagonismo.

A.1. La ciencia en su búsqueda de alternativas por mejorar la calidad de vida comete errores en su mayoría excusables para poder determinar, mediante su metodología universalmente aceptada, los resultados de una determinada investigación.

A.2. Los errores Injustificados de la ciencia serían, verbigracia, una mala interpretación de los resultados, mala aplicación del metodo o bien salirse de esta metodología aprobada universalmente. En las equivocaciones de la ciencia interviene indefectiblemente la persona.

B.1. La medicina como rama de la ciencia se excusa del error cuando actúa como móvil de investigaciones de las sociedades científicas. Estos tratamientos investigativos en fase de prueba no siempre tienen la garantía de sanar o tratar las enfermedades. Ante esta incertidumbre el paciente debe saber la dificultad y consentirla si desea el tratamiento.

El consentimiento informado del médico al paciente o familiares es fundamental, de tú a tú primeramente, y luego por escrito, de que la situación del tratamiento a llevarse a cabo puede conllevar un riesgo para la vida o calidad de vida, o que no exista la seguridad total del mejoramiento de la dolencia. El Código Penal Paraguayo castiga la falta de consentimiento informado al paciente. Solo exonera al médico en caso de que no se hubiera podido obtener sin que la demora del tratamiento implicase para el afectado peligro de muerte o de lesión grave, o que las circunstancias no obligaran a suponer que el afectado se hubiese negado a ello (Art. 123).

En teoría No existe error del médico si éste siguió el protocolo o procedimiento. Si el paciente no ha mejorado o termina con fatalidad, no debería ser culpable el médico o auxiliares sobre la involución del tratamiento que ha sido cumplido según la regla de la ciencia médica. Aquí aparece una situación conocida con el nombre de Iatrogenia, concepto que se quiere introducir a la práctica donde existe intervención de personas afines a la medicina y en donde a pesar de la correcta aplicación de la técnica médica, el resultado haya incidido con consecuencias negativas sobre el paciente. Actualmente Iatrogenia tiene varias acepciones y el espíritu conceptual sigue siendo motivo de debates por difenrentes sociedades de la medicina.

En cuanto al proceder de la técnica médica, sería correcto que existan protocolos aceptados y homologados por cada sociedad científica médica de nuestro país, y a su vez el Estado debería garantizar en la letra de la ley que si el resultado del procedimiento o tratamiento no prospera, los médicos y auxiliares que hayan cumplido con los protocolos aceptados, no puedan ser objeto de culpabilidad penal o civil por haber hecho lo que el conocimiento médico dicta.

Con esto no queremos decir de que los protocolos son la solución a todos los posibles casos de equivocaciones, ya que cada situación es diferente y depende siempre de las circunstancias. Lógico. Nunca se podrían contemplar en los procedimientos todas las situaciones. La pregunta por resolver es ¿Y los hechos que no están reglamentados y en donde debe decidir el médico qué hacer? ¿Qué pasa si toma la decisión equivocada en una situación de emergencia y el paciente pierde la vida o queda con secuelas?

El galeno que utiliza todo su conocimiento en el arte médico debe ser protegido por la ley. Pero si las cosas le salen mal es donde existe una línea muy fina para los investigadores, que tendrán que determinar si ese profesional contaba o no con todo ese conocimiento médico requerido y con todos los elementos, o si realmente fue una reacción inesperada del organismo al tratamiento. Por esto la investigación para saber si el medico o auxiliares actuaron de la manera correcta, debería estar fundada en algún dictamen imparcial de un colegiado por cada especialidad médica. Esta colegiación debería ser establecida por ley y sus dictámenes contar con fundamento científico en consonancia con organismos médicos internacionales para que tengan fuerza legal en los hechos, y asi poder determinar si un acto fue pasible de mala praxis o no.

Por último, en este punto de los errores justificables de la medicina es donde se comenten una de las primeras equivocaciones comparando y utilizando con la medicina los parámetros de medición de otras ciencias exactas. No se puede comparar el complejo organismo humano con las precisiones que posee la ingeniería por ejemplo. La medicina puede fallar, aun siguiendo los complejos protocolos. Cada cuerpo responde diferente a tratamientos y medicación. Tampoco se puede realizar analogía con otras profesiones por el riesgo infinito que existe y la responsabilidad directa innherente a esta profesión: la vida.

B.2. Los errores inexcusables en la medicina tienen como principal protagonista al punto C que mencionamos más arriba: error humano. Una pierna derecha amputada cuando debió ser la izquierda, un error en el cálculo de la dosis, mal interpretación de la indicación médica por fea caligrafía, salirse de los procedimientos establecidos, diagnósticos y recomendaciones vía celular, denotada soberbia ante cuestionamientos, etc., son solo algunas situaciones que pueden desencadenar en una serie de hechos negativos para el paciente y complicaciones legales para el médico o auxiliar.

¿Pero a qué se deben estos errores que desencadenarán en situaciones a veces irreversibles? Pongamos solo algunos ejemplos concretos:

-Falta de verificación de todos los detalles por confianza en el equipo médico. Un médico se percata de que el paciente tiene una infección post-operatoria a causa de una gasa que el cirujano no retiró, ya que al quitarlas confió en el conteo de la enfermera, que a su vez se equivocó.

-Problema institucional. Los diagnósticos errados a causa de la orden que existe en ese hospital, de que la atención debe ser lo más rápido posible, muy especialmente en las urgencias. O que antes de la operación el cirujano quiera saber dónde exactamente se encuentra la lesión, por lo que solicita una radiografía que no puede hacerse porque el único equipo está en uso o descompuesto. El médico opera sin saber exactamente la ubicación de la lesión y se arriesga.

-Agotamiento por excesivo trabajo. Las guardias excesivas de 24 e inclusive hasta 48 horas de médicos, enfermeras y otros auxiliares hacen que lógicamente las reacciones para pensar y reaccionar a tiempo sean diferentes de aquel que no está agotado. En Japón las enfermeras pueden trabajar hasta un máximo de seis horas por institución y hasta doce horas por día, evitando que después de cumplir su horario de dos turnos de seis horas puedan ir a otro sanatorio, y a otro, y a otro, haciendo incontables horas por ganar más dinero y aumentando el riesgo de la atención con el cansancio a cuesta. También es prática común entre médicos que después de terminada la guardia se trabaje el horario correspondiente como un día normal.

-Falta de actualización de los avances médicos. Es innegable que los médicos y auxiliares deben estar a la vanguardia de los avances en la técnica médica para no caer en tratamientos anacrónicos.

Y finalmente el punto C, de que el humano yerra constantemente, no debatiremos el por qué. Hay miles de casos y miles de situaciones que a su vez dependen de la circunstancia personal.

No pretendo con este corto comentario abarcar todo el debate existente en torno al denominado error en la medicina. Este esbozo simplemente intenta dilucidar algunas ideas aprendidas durante un seminario de una experta internacional que el Círculo Paraguayo de Médicos ofreció. Sobre este tema podemos escribir varios libros, de hecho los hay.

Hay tantos casos de verdadera mala praxis como tantos otros que no lo son. Concluímos que sí existe el error médico, al que denominamos con culpa, injustificable, fruto del error humano cualquiera fuere el motivo. Y por el otro lado existe aquella derivación inesperada de un resultado que ha seguido las reglas de la ciencia médica donde intervino el galeno y/o auxiliares y que se acerca a la definición que se pretende dar hoy a la Iatrogenia, donde no hay culpa de los profesionales.

En cuanto a la legislación del Paraguay para la protección médica y del paciente, sus leyes y vacíos, hablaremos en otro momento. Mientras, los que trabajan en medicina, deben fortalecer la confianza médico-paciente, ser sinceros, atentos a las preocupaciones que se demuestra, evitar actos de soberbia con frases como “yo soy el médico aqui”, dar siempre la cara y hacer entender a las personas que el riesgo siempre existe, ya que la mayoría de los casos de demandas comienza en la ruptura de la relación médico-paciente.

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