(Publicado en Opinión Pública de Última Hora el 24 de febrero de 2010)
El otro día me levanté temprano para ir al trabajo y encendí la tele para ver las noticias matutinas. Me encontré que estaban haciendo una nota en directo en un colegio donde había un problema de desorganización en cuanto a las matriculaciones. Lo que me llamó fuertemente la atención fue la actitud prepotente y mal educada del periodista.
Antes de hacer la nota a la persona responsable de la situación (la directora, que no se encontraba en el lugar), él ya sacaba conclusiones pre-juiciosas de cómo se estaba procediendo mal y opinando de que forma tendría que haber sido, de acuerdo a opiniones sueltas de los afectados. Seguidamente procede a realizar el reportaje a un subordinado del colegio y al hacer las preguntas le sacaba el micrófono y el mismo periodista respondía sus propios cuestionamientos de forma irónica. Hizo esto una y otra vez hasta que el señor que estaba siendo objeto de burla le dice: ¿o te respondo yo o te auto respondés vos? El periodista accedió finalmente a dejarle el micrófono para que hable, poniendo mala cara y al terminar la nota seguía con los comentarios irónicos ahora ya no solamente contra la situación, sino también hacia esa persona que fue objeto del reportaje. Al día siguiente este mismo periodista estuvo en una escuelita. Dio la casualidad de que estaba haciéndole una nota a una directora, que al escucharla, uno ya percataba de que le costaba hablar el castellano y que las respuestas que brindaba hasta parecían no tener mucha lucidez. Pero este periodista hacía gestos con la cara hacia la cámara. Gestos que parecían de burla o ironía. Por un momento llegué a pensar –bueno, para que no sea tan monótona la nota se hace del payaso haciendo muecas– pero al terminar, ya hablando con los conductores del programa, se burló de lo que fue una evidente equivocación de la directora. ¿Hasta este punto puede llegar la desfachatez periodística televisiva, burlándose de los demás? Las premisas de qué es lo que sucedió, dónde sucedió, cómo sucedió, cuándo sucedió, quiénes son los protagonistas, etc. están pasando a segundo plano ¿No son éstas los puntos principales de la información objetiva? ¿Debemos informarnos de la noticia o debemos informarnos del juicio de valor que hace el periodista de acuerdo a su humor o personalidad? Y es más, ahora se toman como cuestión personal si se enojan, hasta tratan de menos y con cargada ironía a gente ignorante o que comete errores en diferentes situaciones. Se está haciendo una costumbre en los programas periodísticos paraguayos juzgar de acuerdo a criterio personal y transmitir eso, no solo los cronistas sino también los mismos conductores. Ahora hasta se hace mofa de los errores cometidos. Pero no todos estos profesionales son así, por suerte.
Antes de hacer la nota a la persona responsable de la situación (la directora, que no se encontraba en el lugar), él ya sacaba conclusiones pre-juiciosas de cómo se estaba procediendo mal y opinando de que forma tendría que haber sido, de acuerdo a opiniones sueltas de los afectados. Seguidamente procede a realizar el reportaje a un subordinado del colegio y al hacer las preguntas le sacaba el micrófono y el mismo periodista respondía sus propios cuestionamientos de forma irónica. Hizo esto una y otra vez hasta que el señor que estaba siendo objeto de burla le dice: ¿o te respondo yo o te auto respondés vos? El periodista accedió finalmente a dejarle el micrófono para que hable, poniendo mala cara y al terminar la nota seguía con los comentarios irónicos ahora ya no solamente contra la situación, sino también hacia esa persona que fue objeto del reportaje. Al día siguiente este mismo periodista estuvo en una escuelita. Dio la casualidad de que estaba haciéndole una nota a una directora, que al escucharla, uno ya percataba de que le costaba hablar el castellano y que las respuestas que brindaba hasta parecían no tener mucha lucidez. Pero este periodista hacía gestos con la cara hacia la cámara. Gestos que parecían de burla o ironía. Por un momento llegué a pensar –bueno, para que no sea tan monótona la nota se hace del payaso haciendo muecas– pero al terminar, ya hablando con los conductores del programa, se burló de lo que fue una evidente equivocación de la directora. ¿Hasta este punto puede llegar la desfachatez periodística televisiva, burlándose de los demás? Las premisas de qué es lo que sucedió, dónde sucedió, cómo sucedió, cuándo sucedió, quiénes son los protagonistas, etc. están pasando a segundo plano ¿No son éstas los puntos principales de la información objetiva? ¿Debemos informarnos de la noticia o debemos informarnos del juicio de valor que hace el periodista de acuerdo a su humor o personalidad? Y es más, ahora se toman como cuestión personal si se enojan, hasta tratan de menos y con cargada ironía a gente ignorante o que comete errores en diferentes situaciones. Se está haciendo una costumbre en los programas periodísticos paraguayos juzgar de acuerdo a criterio personal y transmitir eso, no solo los cronistas sino también los mismos conductores. Ahora hasta se hace mofa de los errores cometidos. Pero no todos estos profesionales son así, por suerte.
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